miércoles, 14 de febrero de 2007

Demasiado Tarde.


Creo que mañana será demasiado tarde.
Hoy cuando caminaba por la acera camino a mi trabajo me encontré con 3 zopilotes atropellados en medio de la calle. Lo peor de todo es que los había triturado un camión de basura...el mismo ser que los alimentaba los había matado. Como puede ser la naturaleza tan injusta?
Como es posible que un ser humano no ame un zopilote? Será acaso que nos hemos olvidado de nuestro Dios? o simplemente es que nos debemos preocupar mas por el TLC.
Amigo, si eres hijo mío, dímelo pronto por favor..no quiero saber que he dejado hijos regados por cualquier rincón del planeta. La lluvia ácida ha afectado seriamente mi cabeza y me encuentro sentado en este oscuro rincón llorando solo acompañado por mi rana mascota y mi
esqueleto de estereofón. La vida se me acaba y en este lugar hay poca luz.
Mi trabajo se ha convertido en esto: Caminar durante 3 horas 45 todos los días, para luego internarme en esta cueva de Cataluña donde no crece ni la hierba ni la pezuña. Hoy comeré pescado y veré "La Guerra de los Astronautas", es divertido ver como se roban los tornillos de la tele para reparar su nave caótica.
Mientras caminaba -impresionado aún por la muerte de los semidioses morados - adiviné que
lo mejor era de ahora en adelante crear un reality show de astronautas pigmeos,
siempre había soñado que estos podrían estar casados con monjas y hacer el amor en el espacio por primera vez.
Me ví rodeado de hormigas en menos de dos minutos, las abracé y dormi con ellas.
Al despertar me percaté de que aún no había llegado al trabajo y que la solución a todos
mis problemas estaba en el alcohol.
Me detuve por un instante en la farmacia Chavarría y me unté alcohol en todo el cuerpo. Me puse un esmoquin azul, corbata gris y - micrófono en mano - hice mi primer discurso púbico:
Me pelé la verga.
Doscientas señoras de mas de cuarenta años abrieron la boca al mismo tiempo -cual sinfónica
sodomizada- y el viento les vomitó el cabello. Eran todas iguales; la única diferencia es que unas llevaban aretes azules y otras medias moradas colgadas de las orejas.
Me bajé del domo y con los huevos al viento seguí camino a mi oscura oficina. Mis pájaros ya tenían hambre y el hombre de Cable Tica ya llegaría a hacer el cobro.
Casi me obro.
Solo quedaban doscientos colones en el bolsillo de mi camisa.

Le pagué al hombre, pero al entrar a mi casa ya todos habían muerto.
Estaba solo; con mi rana mascota, el esqueleto de estereofón y un plato de Corn Flakes en el suelo...Era acaso La Santísima Trinidad??!!!
Me lo comí y dejé un poco para los próximos invitados que tuviere en mi casa.
Total?! Mi vida no vale mas que la de un zopilote!

GREGORIO.

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